Un 10 de mayo para las madres migrantes

Departamento Académico de Derecho
Martes 11 de mayo de 2021
21:45h

Dalia Grinberg

Hoy, 10 de mayo, es un día en el que debemos cuestionar el papel de las madres en México. México, un país en donde hay miles de maternidades no deseadas, donde 10,000 embarazos son producto de violación, donde la madre es oprimida en las labores del hogar, donde estamos en el primer lugar del mundo de embarazo adolescente, donde hay pocos apoyos laborales a la maternidad como guarderías o licencias, donde hay más de 3000 infantes huérfanos por feminicidios y donde miles de madres que continúan buscando a sus hijos desaparecidos. Además, al ser un país de tránsito, origen y recepción de migrantes y contar con la frontera más transitada del mundo, necesitamos visibilizar el papel de las madres migrantes que cruzan por nuestro país en situaciones de extrema vulnerabilidad.

Mildred vivía en Honduras, tenía 13 años y su mamá tenía un puesto de pupusas con el que lograban mantenerse. Debido a las bajas ventas no pudo cumplir con las últimas cuotas de uso de suelo para una pandilla, y en venganza Mildred fue víctima de una violación por parte de miembros ésta. Luego de este hecho, su madre y ella tuvieron que salir del país huyendo; sin papeles, con la ropa que traían puesta y con poco dinero. No sabían a dónde ir, simplemente querían un lugar lejano y seguro. Después de varios días llegaron a México. Pasaron un largo tiempo en una estación migratoria donde supo que tenía tres meses de embarazo. Mildred no recibió una atención médica digna para atender su embarazo.

La migración y la maternidad no deseada durante la adolescencia son fenómenos sociales que atañen a problemáticas demográficas, culturales y de salud pública. Los adolescentes en situación de movilidad se encuentran expuestos a una doble presión: por un lado, a las tensiones propias de su edad y, por el otro, las que se derivan de los contextos y condiciones de violencia y transgresión de sus derechos humanos en las que se dan sus migraciones.

Una gran población procedente de Venezuela ha decidido emigrar a territorio colombiano en busca de mejores condiciones de vida a raíz de una crisis humanitaria, económica y política de alto impacto en el territorio venezolano desde el 2016. Dentro de este grupo de migrantes se encuentra un grupo aproximado de 8.209 mujeres embarazadas, de las cuales 6.306 no tienen ningún tipo de control del embarazo y 8.045 no cuentan con algún servicio de seguridad social.

Además de las mujeres embarazadas, hay otras realidades en el fenómeno migratorio. Tenemos a miles de madres solteras que viajan con sus hijos, madres que continúan buscando a sus hijos desaparecidos en su cruce hacia Estados Unidos y otras miles que tuvieron que salir de su país por violencia intrafamiliar relacionada con los estereotipos de género.

Cuando el presidente Donald Trump desató sus medidas agresivas en contra de la inmigración, las personas sin un estatus legal hicieron todo lo posible para pasar desapercibidas. Eso ocasionó un clima de terror entre las mujeres embarazadas, quienes evitaban a toda costa ir a un hospital a recibir atención prenatal. Una investigación sobre los casos pasados había demostrado que las mujeres que no tenían permiso legal en el país eran más propensas a evitar la atención prenatal y a experimentar complicaciones durante el parto.

Este 10 de mayo me gustaría concientizar sobre la intersección entre maternidad y migración. Las madres mexicanas sufren de muchas opresiones y las madres migrantes enfrentan muchas otras más. Los países de tránsito y recepción de migrantes deben de estar preparados para dar atención prenatal digna, para educar sobre sexualidad y sobre derechos reproductivos, para apoyar a las madres con los hijos, y sobretodo, proporcionarle a los migrantes un lugar seguro a donde o por donde migrar y que no haya más mujeres donde el día de las madres sea un recordatorio de que sus hijos continúan desaparecidos.