El Sudeste Asiático no puede solo enfocarse en el crecimiento económico cuando la migración intrarregional pide a gritos ser atendid
Por María Fernanda Hernández
De acuerdo con el informe sobre las migraciones en el mundo del 2018 de la OIM, el continente asiático originó en 2015 el 40% de todos los migrantes internacionales a nivel mundial. En efecto, lo alarmante de este dato es que 59 millones, es decir, más de la mitad de estos migrantes, procedían de otros países de la región. Así, podemos apreciar que la migración intrarregional en Asia no ha cesado. De este modo, dada la extensa existencia de corredores migratorios dentro del continente, el informe dividió estos por subregiones: Asia Oriental, Asia Meridional, Asia Sudoriental, Oriente Medio y Asia Central. De esta forma, las siguientes líneas reflexivas atañerán a analizar la situación migratoria de la subregión de Asia Sudoriental.
Asia Sudoriental es una subregión caracterizada por altos niveles de emigración e inmigración, al igual que migración de tránsito. La importante discrepancia de ingresos que existe entre los diferentes países que conforman la zona es una de las razones principales por la cual la migración es un problema latente. Según el informe, el mayor número de migraciones se produce entre los países que comparten frontera, sobre todo entre Tailandia y los países colindantes de Camboya, la República Democrática Popular de Laos y Myanmar; donde se destaca la migración laboral temporal, en menor medida la migración permanente y sobre todo la migración forzosa. Igualmente, se señala que la mayor parte de esta migración se lleva a cabo de manera irregular, lo que lleva a los países a cooperar a través de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés) y el Proceso de Bali, para combatir los riesgos que enfrentan los migrantes ante su estatus irregular.
A pesar de estos esfuerzos de cooperación para menguar las situaciones de explotación que ambientan a la migración en la subregión, no se han tenido resultados significativos para fomentar una migración digna y supervisión de las redes de contratación de servicios de migrantes. Otro hecho que se ha dejado de lado es la perspectiva de género. En efecto, un gran número de personas que se identifican como mujeres trabajan en situaciones que les es imposible protegerse del abuso laboral o sexual. Finalmente, el acompañamiento de la migración de infantes y adolescentes es un tema pendiente en la agenda de los organismos regionales de cooperación. Como señala el informe, es necesario introducir programas de asistencia a menores y protocolos sistemáticos que vayan más allá de identificar los peligros a los que se enfrentan.
En suma, Asia Sudoriental pide a gritos que se pase de la teoría, ya muy hablada, y de los datos muy estudiados, a la acción. Es urgente que se integre la migración internacional al plan de desarrollo de la región. ¿Cuándo los gobiernos entenderán que atender a la migración intrarregional es un pilar fundamental para su tan deseado crecimiento económico?
OIM, Informe sobre las migraciones en el mundo 2018, capítulo 3, disponible en https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2018_sp.pdf (consulta: 11 de octubre de 2021).