¿Dónde quedan los migrantes en la fila para vacunarse?
Paula Buendia Aguilar
En diciembre de 2020 se dieron las primeras señales sobre la efectividad de varias vacunas contra el covid-19 y su respectiva autorización por parte de autoridades sanitarias para ser distribuidas. Así se creó un sentimiento de esperanza renovada. Sin embargo, esta historia ha sido desigual. Las personas con el infortunio de encontrarse en un país pobre o en conflicto han quedado resagadas. La población migrante irregular en muchos países no supo (y probablemente aún desconoce) si será vacunada.
Esta situación es particularmente difícil para dos grupos que son de mucha importancia para México: la población mexicana en situación migratoria irregular en Estados Unidos y la población migrante extranjera que se encuentra irregularmente en territorio mexicano. La Política Nacional de Vacunación (PNV) contra el covid-19 del gobierno de México, presentada a principios de diciembre de 2020, aporta poca certidumbre sobre quién se hará cargo de vacunar a la población migrante irregular en ambos países. Más aún, las señales del gobierno estadounidense sobre cómo se procederá con este proceso han sido ambivalentes, y algunos gobernadores han declarado tácitamente que en sus estados se prohibirá vacunar a personas migrantes irregulares.
Ante esta situación, han surgido dilemas sobre la necesidad de hacer la vacuna un bien público, sin embargo, hay intereses privados que dificultan esta posibilidad. No obstante, la necesidad de llegar a la mayor cantidad de personas es inminente, en especial a los más vulnerables, como lo es la población migrante. Hacer la vacuna un bien público puede ocasionar que los casos de covid se solucionen de un modo más eficiente y veloz. De segurise restringiendo unicamente a nacionales, los campamentos de migrantes (que de hecho en el 2021 han sobrepasado números récord) amenazan por convertirse en lugares ideales para la propagación continua del virus, aumentando las posibilidades de la creación nuevas cepas menos conocidas, y por ende mas peligrosas. Incluir a migrantes, regulares o irregulares, en los planes de vacunación es una estrategia que protegería a la población nacional e internacional como un todo.