La importancia de una política migratoria integral

Departamento Académico de Derecho
Martes 26 de enero de 2021
16:30h

Daniela Guevara

Aún continuaban las celebraciones por su triunfo cuando Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, firmó 17 órdenes ejecutivas con relación a la pandemia, recuperación económica, inmigración, equidad racial y cambio climático el pasado 20 de enero. Seis de las 17 órdenes, memorandos y proclamas emitidas están relacionadas con la inmigración. En resumen, Biden reforzó el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés) que protege de la deportación a los llamados dreamers, inmigrantes que llegaron a los EE.UU. cuando eran niños. Asimismo, puso fin a la llamada prohibición musulmana, que bloqueaba los viajes a EE.UU. desde diversos países predominantemente musulmanes y africanos y extendió la suspensión de las deportaciones y permisos laborales para cerca de 4,000 personas de Liberia (quienes se encuentran como refugiados en el país). Igualmente, ordenó volver a contar a los migrantes indocumentados en el censo de población. También ordenó la revisión de las prioridades del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE en inglés) para limitar la detención a inmigrantes. Por último, canceló la construcción del muro en la frontera con México.

Todas estas acciones urgentes y estupendas, pero insuficientes. Es indudable que las políticas gubernamentales afectan la migración internacional y estas a menudo no logran sus objetivos, o incluso producen lo contrario de lo que se persigue. La historia de la política migratoria estadounidense nos muestra etapas expansivas y restrictivas, donde el desarrollo del estado y la sociedad estadounidense siempre ha sido fundamental. Sin embargo, el tema migratorio nunca había sido tan significativo desde el punto de vista socioeconómico y político como lo es hoy. Es una realidad: la migración es inevitable, independientemente de las preferencias políticas. Los gobiernos varían enormemente en sus capacidades para regular la migración no autorizada. Es por ello que el proceso migratorio debe entenderse en su totalidad como un sistema complejo de interacciones sociales, con una extensa gama de estructuras institucionales y redes informales en los países de destino, tránsito y origen. La aceptación de la aparente inevitabilidad de la migración es la base para cualquier consideración importante de políticas públicas deseables. Cualquier política migratoria que se establezca en malentendidos o simples ilusiones está condenada a fracasar.